Dirección: David Lean
Guión: Robert Bolt, Michael Wilson y T.E. Lawrence
Fotografía: Freddie Young
Montaje: Anne V. Coates
Producción: Robert A. Harris y Sam Spiegel
Reparto: Peter O'Toole (T.E. Lawrence), Alec Guinness(Príncipe Faisal), Anthony Quinn (Auda abu Tayi), Omar Sharif (Sherif Ali), Jack Hawkins (General Allenby), Anthony Quayle (Coronel Brighton), Claude Rains (Mr. Dryden), Arthur Kennedy (Jackson Bentley), José Ferrer (Oficial turco).
Crítica: 7 Oscar (película, director, fotografía color, dirección artística color, sonido, banda sonora original, montaje). 11 Nomaciones
País: Reino Unido
Año: 1962
Genero: Aventuras /Drama
Con motivo del centenario del nacimiento del celebre director británico David Lean (1908-1991) que tuvo lugar el pasado 25 de marzo, me dispongo a comentar, más que aspirar a estar a la altura de hacer una verdadera critica de una de sus obras maestras más reconocidas, la película Lawrence de Arabia (1962).
Las historias de David Lean, guiadas por la épica y la grandilocuencia, iban a contracorriente en una época en la que el cine se encontraba persuadido por las vanguardias de la nouvelle vague (1958-1965) y demás nuevos cines europeos. El británico apostó por la claridad expositiva y por la espectacularidad y con ello conquistó la gran pantalla con obras como El puente sobre el Río Kwai (1957) y Doctor Zhivago (1965), entre otras.
Lawrence de Arabia narra la historia de Thomas Edward Lawrence, un inteligente y un tanto excéntrico, oficial británico destinado en la zona del Próximo Oriente, concretamente en el Cairo (Egipto), durante la Primera Guerra Mundial.
La película se basa, principalmente, en la obra autobiográfica de T.E. Lawrence, titulada “Los siete pilares de la sabiduría”. El film se inicia con la muerte del protagonista y seguidamente, mediante un flash-back, la acción se sitúa unos años antes en el Cairo cuando se le encomienda entrar en contacto con el Príncipe Faisal de la Meca y valorar si los aliados pueden contar con el pueblo árabe en su causa contra los turcos.
El desarrollo de la historia tiene como fondo la Rebelión árabe contra la dominación turca de Oriente medio durante el final de la Primera Guerra Mundial. En esta hazaña, Lawrence, vestido con ropas nativas y un carácter sublime, consigue ganar-se la confianza de los árabes y consagrarse como el líder de la rebelión.
El film es un biopic (del inglés Biografic Picture) en el que el director, Lean, logra entremezclar perfectamente la figura del héroe, Lawrence, con la causa árabe. Lawrence es ante todo un documento épico en la epopeya que Lean configura en medio del desierto. Lean presenta a un Lawrence arrastrado por la vorágine de los acontecimientos, a los que se adapta dando lugar a un carácter genuino y sorprendente. La descripción del personaje de Lawrence esta fuertemente marcado por una carga patética que aprovecha una expresividad propiamente británica. La contención emocional del protagonista se articula magistralmente con los acordes musicales, haciendo coincidir al unísono el clímax contenido con la mítica y espectacular banda sonora, creando así una explosión retórica colosal.
El carácter de Lawrence es desigual, poliédrico, incluso esquizofrénico. Con esta falta de uniformidad Lean humaniza el protagonista y la historia en general poniéndola al servicio de la gran pantalla. Por otra parte, Lean consigue de forma sobresaliente con personajes como Auda abu Tayi (Anthony Quinn) y el Sherif Ali (Omar Sharif), personificar la visceralidad tribal árabe supeditada a las leyes del desierto.
Lean consigue a través del uso de recursos narrativos hipnotizar al espectador, sobretodo a lo que se refiere a las emociones y al mundo interior de los personajes. Un ejemplo muy interesante es la intensidad con la que trabaja el aspecto de la mirada en los planos más cerrados. La mirada de Lawrence se presenta en numerosas escenas perdida tanto en la inmensidad del desierto como en su universo interior, que en algunos momentos evoca la locura despertando la inquietud y la curiosidad del espectador. Esa mirada profunda concede a Lawrence un carácter épico, le otorga una superioridad espiritual mesiánica. Lean utiliza este elemento para dibujar una mente torturada, que lucha contra el destino de los hombres, y atormentada por el peso de su condición heroica. Lawrence es consciente de que se encuentra entre dos mundos opuestos, condenados a no entenderse jamás. La disyuntiva y las dudas agravan aún más sus demonios interiores.
Después de la invasión de Damasco por parte de la Rebelión árabe, Lawrence regresa avergonzado a Inglaterra al tomar conciencia de la verdadera consecuencia de la rebelión, que en vez de la libertad del pueblo árabe supone la dominación de este por parte de Inglaterra y de Francia por el tratado de Sykes-Picot.
Lean consigue una introspección espectacular con el personaje de Lawrence que genera un efecto catártico en el espectador, lo que le otorga a la película el beneficio de la duda de si se trata de una película de acción, de drama, o de tesis. En cualquier caso, Lawrence de Arabia se consagró como una de las cumbres del cine de gran espectáculo que aún hoy constituye un referente modélico de creación cinematográfica.